martes, 29 de mayo de 2007

La Perseverancia



LA PERSEVERANCIA


La perseverancia es voluntad permanente. Requiere un esfuerzo continuo y duradero para poder realizar trabajos penosos y sacrificios prolongados.

La perseverancia es una mezcla de fortaleza y paciencia, a partes iguales.

Esta cualidad proporciona el factor aglutinante de pequeños esfuerzos realizados uno tras otro. Por separados, tienen poco valor, pero, sumados todos a lo largo del tiempo, producen frutos muy estimulantes.

La perseverancia determina que el esfuerzo sea regular, constante, sin altibajos ni brusquedades. Es como la gota de agua que cae sobre la roca a intervalos regulares y la va perforando poco a poco.

Los logros importantes de la vida requieren trabajo duro y mucho tiempo. Así lo reconocen todos los triunfadores. A ninguno le han regalado su éxito.

La persistencia es una faceta dramática de la perseverancia, ya que se manifiesta tras repetidos intentos fracasados.

La persona persistente no se desanima ante el fracaso. Por el contrario, éste le proporciona mayores bríos para nuevos intentos.

El fracaso en un empeño es la mejor escuela para aprender a pelear. Lo que sale bien con facilidad enseña poco.

Persistencia significa no rendirse nunca ante las dificultades, no dar nunca nada por perdido e insistir con tozudez en el empeño.

La fuerza de voluntad y la persistencia son cualidades complementarias. Constituyen dos componentes de la energía del espíritu. La voluntad produce el empuje, y la perseverancia lo mantiene constante.

Los ejercicios de voluntad son también aplicables para el cultivo de la perseverancia, pero sus efectos tardarán en ser patentes. Solo ha la constancia en el seguimiento del plan de ejercicios garantizará su eficacia.

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